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viernes, 21 de octubre de 2011

Los Mesías de Murphy

 Mis amigos se ríen, dicen que yo soy la principal víctima de la mala suerte... Que por alguna razón, "ella me eligió", y que encima, la aparición de mi mala suerte es selectiva, ya que cuanto más me esfuerzo por mejorar, más evidente es...
La verdad es que, en parte, tienen razón... Me esfuerzo, intento hacerme cargo de todas mis responsabilidades, de mejorar mis cualidades, de adquirir nuevos hobbies, de aprovechar mi tiempo, de hacer cosas nuevas, de conocer gente nueva, y de cada 10 cosas que intento, al menos 7 me salen mal.
Muchos me dicen "Yo no se qué es lo que haría en tu lugar...", pero la verdad que yo lo veo como algo totalmente distinto, porque cuanto peor me salen las cosas, más razones para reírme encuentro...
Sí, lo entiendo, no es linda la sensación de frustración e impotencia que aparece en nosotros, cuando después de tanto esfuerzo, todo se viene abajo. Pero lo cierto es que la "mala suerte" termina por ser un gran ayudante para la vida cotidiana. Y cuando lo vemos desde este punto de vista, podemos entender de una mejor manera aquella frase que alguna vez dijo Friedrich Nietzsche: "Lo que no te mata, te fortalece".
Tal vez cuando se nos rompa el paraguas abajo de la lluvia, cuando venga un perro y nos manche nuestra remeta favorita, cuando se nos vaya el colectivo, cuando se nos rompa el auto o cuando se nos manche el informe que teníamos que entregar, no le vamos a ver la gracia ni la utilidad, pero son estas pequeñas malas jugadas, las que nos hacen pacientes y nos ayudan a desarrollar nuestro sentido del humor. Y puedo asegurar que la paciencia y el sentido del humor juntos, son un don implacable e increíblemente útil a lo largo de toda la vida.
Situaciones como esas son las que nos obligan a superarnos a nosotros mismos, sacan lo mejor y lo peor de nosotros, nos hacen enojar, y a su vez, entrenan nuestra paciencia, nuestro instinto y nuestra capacidad de resolver problemas en la vida cotidiana. Pero mi parte favorita, sin dudas, es que nos llenan de anécdotas nuevas y graciosas para contar. Son anécdotas que terminamos por contarles a nuestros amigos, en las que probablemente nos riamos más nosotros que ellos, porque recién ahí somos capaces de ver lo patéticos que nos vimos y las torpezas que hicimos. Y luego, historias como esas se transforman es un incentivo para seguir adelante en nuevas situaciones, ya que nos obligan a pensar "Si pude con eso, tengo que lograr vencer este nuevo obstáculo".
"Verse a sí mismo suele ser un buen estímulo del sentido del humor."Bernardo Verbitsky
Sí hay algo en lo que creo en el mundo, es que cuando se sonríe, se vive mejor...

1 comentario:

  1. La mala suerte y sus gracias....sí fortalecé y los incentivos a largo plazo.Pero,en el momento sale: Qué he hecho yo....jeje

    Bs

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